viernes, 9 de noviembre de 2012

¿Es lo mismo escuchar que escuchar?

A continuación os incluyo un artículo que me parece muy interesante y original. Se trata de un vídeo en el que aparece Joshua Bell (uno de los violinistas mas famosos del mundo) tocando una composición de Bach en el metro de Whasington. Como podréis comprobar, es interesante ver la reacción de la gente.

Por último, me gustaría que respondierais a las preguntas formuladas en el artículo,
y a esta que yo os planteo:

¿Es lo mismo escuchar que escuchar?



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En una fría mañana en la estación de metro de Washington, un violinista interpretó seis piezas de Bach durante una hora. En ese tiempo aproximadamente 2.000 personas pasaron por su lado. Algunos le dieron dieron dinero al músico, otros muchos lo ignoraron. 

A los tres minutos luego de iniciar su interpretación, un hombre de mediana edad hizo una pausa en su recorrido, pero luego de unos segundos, continuó apresurado su rumbo.
Cuatro minutos después, el violinista recibió su primer dolar de una mujer que no se detuvo a escucharlo.
A los seis minutos, un joven se apoyó en la pared para escucharlo tocar, pero al mirar su reloj continuó su marcha. 
A los 10 minutos, un pequeño niño se detuvo a observar al músico, pero su madre lo tiró del brazo a toda prisa. Lo mismo ocurrió con otros niños y sus padres continuaron con su recorrido. 
Después de 45 minutos de iniciar su interpretación, el músico continuaba sin pausa tocando las hermosas piezas. 
A la hora, el músico dio por terminado su interpretación en el metro. En ese tiempo solo 6 personas se detuvieron a escucharlo y recogió un total de 32 dólares. Nadie le aplaudió al finalizar, solo una señora sorprendida le había reconocido.

Ninguno lo sabía, ni las autoridades del metro, pero el violinista vestido de forma poco llamativa, era Joshua Bell, considerado uno de los mejores violinistas del mundo, quién interpretó en aquel lugar una de las piezas más complejas jamas escritas, con un violín de 3,5 millones de dólares… 

Joshua quien dos días antes había agotado todas las entradas a un teatro de Boston, con un costo de 100 dólares por persona, que deseaban escucharlo tocar (las mismas piezas que interpretó en el metro). 

Aunque curiosa, la historia de Bell es real y fue un experimento social organizado por el periódico Washington Post hace 3 años, sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas. Algunas preguntas planteadas por el experimento y que siguen vigentes son: 

-¿Percibimos la belleza en un lugar común? 

-¿Podemos reconocer el talento en un contexto inesperado? 

-Si pasamos de largo ante uno de los mejores músicos del planeta y la más hermosa música ¿Cuantas otras cosas bellas nos hemos perdido por seguir una rutina diaria? 

-¿Debemos ser como los niños? 

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